Cómo los principios del software libre y código abierto pueden salvarnos de la crisis
Tengo 51 años y, probablemente sea de la última generación que creció respetando a las instituciones. Claro que me refiero a la época en que las instituciones merecían respeto. La universidad te daba conocimientos y la posibilidad de ganarte la vida hasta que llegaba el momento de jubilarte. A partir de ahí se hacía cargo el Estado que, te devolvía lo que habías aportado pagándote una jubilación que te permitía vivir razonablemente bien . Y, si no era así siempre tenías los ahorros que tu banco de toda la vida te guardaba.
¿Querías saber lo que pasaba? El diario te contaba los acontecimientos del día anterior y la radio te los ampliaba. En caso de que quisieras olvidarte de la realidad tenías la televisión o un buen libro que se podía conseguir a precios accesibles.
Por supuesto, que el mundo no era perfecto. Muchos universitarios terminaban manejando taxis, la inflación disminuía el poder adquisitivo, algunos bancos quebraban y siempre hubo periodistas mentirosos y programas y libros malos. Pero, en general, se podía confiar en las instituciones.
1984: de novela mediocre a manual de instrucciones
Ya no es así. Nunca, desde que Colón llegó con las carabelas, tantas personas en tantos lugares estuvieron tan mal al mismo tiempo. Si vivías en Europa durante la Guerra Civil española o la Primera o Segunda Guerra podías venir a América y encontrar paz y prosperidad. Si vivías en América Latina durante las dictaduras de los setenta siempre tenías la posibilidad de irte a Europa y conseguir un razonable nivel de vida y libertad.
Sin embargo, ya no hay a qué lugar ir y, eso es porque ya no se puede confiar en las instituciones.
En 1984 le pidieron a Asimov que hiciera una crítica de la novela de Orwell del mismo nombre. El bueno de don Isaac la destrozó. Para aquél que lea el artículo sin haber vivido en los ochenta puede parecer que el escritor de ciencia ficción no la entendió, pero el problema no es Asimov, sino que casi cuarenta años después los líderes mundiales tomaron a 1984 como un manual de instrucciones.
Y lo hicieron sin que el llamado cuarto poder se opusiera. De hecho, con la excusa de la lucha contra el terrorismo y la inseguridad primero y la pandemia después, se convirtieron en firmes partidarios de la eliminación de las libertades individuales.
Tampoco las universidades sirvieron demasiado. Los académicos que se dedican a las ciencias duras están demasiado ocupados consiguiendo subsidios estatales y privados y tratando de no ofender a sus patrocinadores para cuestionar el mundo en el que viven. En cuanto a los investigadores de las ciencias sociales (Un oxímoron de manual) están muy entretenidos con la ideología de género y la reivindicación de agravios reales o imaginarios del pasado como para fijarse en el presente.
Por algún tiempo pareció que Internet iba a servir de muro de contención a este neototalitarismo. Vana ilusión. Los nuevos millonarios creados por la era informática, convertidos en referentes de la sociedad, compraron una ideología prefabricada y decidieron que la única libertad de la red era pensar como a ellos les gusta. Al mismo tiempo que construyero oligopolios que hacen que los capitalistas salvajes de principios del siglo XX parezcan marxistas.
Si algo aumenta la sensación de desazón es mientras que en el siglo XX aún hasta los peores genocidas entendieron que algo debían darle a la sociedad (La puntualidad de los trenes de la Italia fascista, la infraestructura de la Alemania nazi o la brillante producción cultural de la URSS) los líderes democráticos del XXI solo tienen que proponerle a la sociedad que no use el automóvil, que coma insectos en lugar de carne o que lave la ropa de madrugada para gastar menos luz. Todo en nombre de la ecología.
Como en el programa del Chapulín Colorado uno no puede menos que preguntarse “Y ahora ¿Quién podrá ayudarme?”
Nosotros mismos
Cómo los principios del software libre y del código abierto pueden mejorar nuestra calidad de vida
Comienzo diciendo que no estoy proponiendo ningún cambio de sistema de gobierno ni organizando una revolución. No creo en los grandes movimientos de masas sino en los pequeños cambios individuales.
Se trata de aplicar los principios del software libre y del código abierto a nuestra vida cotidiana. A procurarnos aquello que ni el Estado ni los medios ni las universidades nos están dando aunque paguemos por ello.
Las 4 libertades del software libre
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La libertad de ejecutar el programa como se desee, con cualquier propósito.
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La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y cambiarlo para que haga lo que se desee. El acceso al código fuente es una condición necesaria para ello.
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La libertad de redistribuir copias para ayudar a otros (libertad 2).
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La libertad de distribuir copias de sus versiones modificadas a terceros. Esto le permite ofrecer a toda la comunidad la oportunidad de beneficiarse de las modificaciones. El acceso al código fuente es una condición necesaria para ello.
Requisitos para el software de código abierto
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Libre redistribución: el software debe poder ser regalado o vendido libremente.
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Código fuente: el código fuente debe estar incluido u obtenerse libremente.
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Trabajos derivados: la redistribución de modificaciones debe estar permitida.
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Integridad del código fuente del autor: las licencias pueden requerir que las modificaciones sean redistribuidas solo como parches.
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La licencia no debe discriminar a ninguna persona o grupo: nadie puede dejarse fuera.
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Sin discriminación de áreas de iniciativa: los usuarios comerciales no pueden ser excluidos.
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Distribución de la licencia: deben aplicarse los mismos derechos a todo el que reciba el programa.
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La licencia no debe ser específica de un producto: el programa no puede licenciarse solo como parte de una distribución mayor.
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La licencia no debe restringir otro software: la licencia no puede obligar a que algún otro software que sea distribuido con el software abierto deba también ser de código abierto.
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La licencia debe ser tecnológicamente neutral: no debe requerirse la aceptación de la licencia por medio de un acceso por clic de ratón o de otra forma específica del medio de soporte del software.
Cómo estos principios pueden ayudarnos en la vida real
Mi opinión es que ya no podemos confiar en el Estado para que nos provea salud, o una moneda estable ni mucho menos una vejez segura. Tampoco las universidades garantizarán que nosotros y nuestros hijos adquiramos los conocimientos que necesitamos cuando lo necesitamos. En cuanto a que los medios nos digan lo que realmente pasa, podemos olvidarnos.
Tenemos que crear redes de personas capaces de ayudarnos a proveernos de lo que necesitamos. No se trata de volver al trueque. Nuestras necesidades son demasiado complejas para que resulte práctico. Esas redes deben ser capaces de unirse a otras redes para aquellos casos en que cada una por separado no pueda proveer a las necesidades de sus integrantes.
Algunos ámbitos de aplicación
Hardware de código abierto
Es aquel hardware cuyo diseño está disponible públicamente para que cualquier persona lo pueda estudiar, modificar, distribuir, materializar y vender, tanto el original como otros objetos basados en ese diseño. Para esto, sus planos y toda la información necesaria deben estar en un formato apropiado para poder realizar modificaciones sobre ellas. También deben estar construido con componentes genéricos para garantizar su fácil adquisición.
La existencia de hardware de código abierto garantiza el acceso a un precio justo y la reparabilidad.
Blockchain-Contratos inteligentes
Dije más arriba que volver al trueque no es practicable. Se necesita una unidad de valor homogénea que cumpla la función de la moneda de curso legal (Sin que los políticos ni los especuladores puedan manipular su valor. De la misma forma es necesario que las partes que hacen intercambios tengan un registro de sus transacciones para el caso de que alguna no cumpla.
Una cadena de bloques es una lista digital de registros de datos que se va actualizando en forma constante. La lista se compone de muchos bloques de datos, que se organizan en orden cronológico y se vinculan y aseguran mediante pruebas criptográficas.
En la práctica actúa como un libro de contabilidad digital descentralizado, distribuido y público que mantiene un registro permanente de todas las transacciones previamente confirmadas. Las transacciones de la cadena de bloques se realizan dentro de una red de ordenadores distribuidos globalmente llamados nodos. Cada nodo mantiene una copia de la cadena de bloques.
Un contrato inteligente (en inglés smart contract) es un programa informático que facilita, asegura, hace cumplir y ejecuta acuerdos registrados entre dos o más partes.
Dicho contrato que funciona dentro de una cadena de bloques implica que si se da una condición preprogramada se ejecuta la cláusula contractual establecido. Todo esto sin ningún tipo de intervención humana.
El gran problema del Bitcoin es que se convirtió en el objetivo de los especuladores. Debería existir una criptomoneda cuya generación dependa del cumplimiento de objetivos útiles en lugar del descifrado de claves. Cómo requisito adicional, esa moneda debería tener un plazo para ser cambiada por bienes o servicios. Al cumplirse ese plazo, desaparecería de la red.